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Esencia

Updated: Nov 26, 2024

A la alma que le dio a mi vida un nuevo comienzo: mi hijo.

En la búsqueda perpetua de una perfección que nunca alcanza, entre el deseo de vivir plenamente y el inevitable paso de los días, somos como hojas llevadas por el viento. Nos entregamos en cuerpo y alma, aun sabiendo que seremos juzgadas por miradas extrañas, por voces que jamás han recorrido nuestros caminos ni sentido el peso de nuestros zapatos. Cada amanecer, en la rutina que aprendemos a pronunciar como un lenguaje propio, nos sorprende con un nuevo reto, con pruebas sutiles que demandan de nosotras un esfuerzo constante, un impulso de crecimiento, de avance imparable, incluso en aquellos momentos en que el alma desea ceder.

Sin embargo, como niebla disipándose ante el sol, todo juicio se desvanece cada vez que tus ojos se encuentran con los míos, pequeño universo que me ilumina. Mi corazón sonríe, y siento que en ese instante soy atravesada por una luz pura, esa chispa de vida tuya que basta para curar cualquier herida invisible. Día a día, mientras contemplo tu crecimiento, la fuerza indomable de tu espíritu que descubre el mundo en sus detalles, cada logro que conquistas es un hechizo que me libera de las expectativas ajenas. ¿Qué importa si no soy perfecta, si el tiempo ha dejado marcas en mi piel, si tú, con tu risa, llenas mis silencios? ¿Qué más puedo pedir si tu presencia me recuerda que, en el acto de amar y ser, ya soy suficiente?

Amarte es la acción más sencilla y profunda que el universo me ha permitido experimentar. Desde el instante en que llegaste, aprendí a perderme en tus ojos, como quien se adentra en un océano sin fin, a embriagarme del aroma de tu cabello, a descubrir en ti un universo inabarcable, en constante expansión. Amor mío, tesoro de mis días, fragmento de cielo en mis brazos, amarte me da forma y me devuelve a mi esencia, y hoy me quedo aquí, aferrada a ti, como si en este abrazo se consumara la eternidad, como si en cada instante pudiera grabar en mi ser cada latido tuyo, cada fulgor en tu mirada, cada rincón luminoso que has venido a despertar en este, nuestro mundo.

Contigo, no hay sombra que no se disipe, no hay desvelo que no valga, no hay esfuerzo que se sienta en vano. Por ti, mi amor, sería capaz de recorrer los océanos de la vida una y otra vez, sin miedo, porque sé que en cada paso estás tú: mi razón, mi certeza, mi perpetua poesía.

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