Perdido

Prestas atención a lo que te mira de vuelta, como si desearas descubrir el sabotaje del que estás hecho o las cargas que has abrazado a lo largo de tu vida... Capas que no revelas por casualidad, sino como consecuencia de acciones que requieren más esfuerzo que mera pretensión. Todos intentan escucharte, pero cuando tratan de hablarte, sus voces se quedan en silencio, inseguras de qué palabras elegir para expresar en voz alta lo que piensan.

El riesgo no es algo que se evite, sino algo que se conquista al colocar la silla sobre el caballo. Permanecemos ignorantes de lo que están hechos los demás porque no pueden expresarse con palabras; sin embargo, comprendemos lo que revelan a través de las huellas que dejan atrás. Es melancólico mirar a los ojos de aquellos a quienes ves derramar lágrimas, pero aún más melancólico es ser la causa de su profunda soledad. Si te envolvieras en culpa, te sentaría bien, ya que has hecho lo inimaginable para permanecer en el pasado. No somos superiores a nadie, no más radiantes que el sol mismo, pero podemos ser todo para alguien con quien deseamos compartir apasionadamente lo que hay en nuestro interior.

Mantente firme donde estás, escudriñando lo que carece de explicación, y tarde o temprano, encontraremos una forma de enterrar lo que, por fuerza, no hemos deseado desenterrar.